EL AGUACERO
Con la piel de la frescura
-en medio de la pampa-
hasta la culebra sonríe,
ella que juró no creer en dios,
después de la lluvia, ya cree.
Sin embargo,
la precisión del sol arriba
y todo lo seca, tan rápidamente.
La pampa es la pampa otra vez,
ardiente.
La culebra es la culebra otra vez,
atea.
AUTORA : ANA CECILIA BLUM
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